sábado, 6 de abril de 2013

Edward Quinn y Picasso


Edward Quinn y Picasso


Edward Quinn fotografiado junto a Picasso

Picasso sabía que la fotografía era un buen medio para la creación de una imagen pública específica. Así, a la hora de fotografiarse se rodeaba de unas personas determinadas o colocaba las cosas de cierta manera. Todo ello lo hacía para poder mantener el culto que se había creado hacia su persona. Siguiendo el hilo de las fotografías de mi entrada anterior, pretendo en esta profundizar sobre la utilización por parte de Picasso de los fotógrafos para hacer llegar al resto de la sociedad una identidad que en la mayoría de los casos no era la suya. En este caso me centraré en la relación entre el pintor y el fotógrafo Edward Quinn.

Edward Quinn (1920-1997) irlandés de nacimiento, se trasladó al sur de Francia por motivos laborales de su mujer. Allí se interesó gradualmente por la fotografía llegando a realizar en 1951 fotografías a Audrey Hepburn. Ese mismo año conoció en la localidad de Vallauris a Pablo Picasso durante una exposición de cerámicas de artistas locales y del propio Picasso. Edward aprovechó la exposición para hacerle su primera fotografía: “Picasso junto a sus hijas Claudia y Paloma” y para preguntarle si podía ir a fotografiarle a su atelier mientras trabajaba. Picasso en un primer momento se negó pero meses después, el genio tuvo que aceptar.


En las primeras fotos que le tomó, Picasso aparece trabajando unas cerámicas con motivos decorativos que hacen alusión al mundo del toro y del toreo. Como ya expliqué, el artista utilizaba este mundo para crear una imagen del prototipo de español de la época en torno a él, imagen que él no compartía completamente ya que se adecuó, desde su llegada, a la nueva cultura de Francia; más de su nuevo gusto.

 Tras estas primeras fotografías, Picasso llegó a afirmar sobre el irlandés: “Lui il ne me dérange pas”. Así, entre fotógrafo y fotografiado se creó un vínculo nuevo empezándole  a fotografiar en su vida privada.

En la exposición al público de la vida privada de Picasso hay un momento clave. Este se produce, como explicará más profundamente mi compañera, cuando se deje grabar de forma inédita en su atelier en 1955 para el documental “El Misterio Picasso”. Un documental que nos muestra como Picasso creaba sus obras. Antes de realizarse, esta grabación, había sido estudiada al detalle previamente por Picasso para que todo saliera perfecto para la creación de la imagen Picassiana. Por ello se explica que durante la grabación del video Edward Quinn estuviera también presente haciendo fotografías. Una de las fotografías que Picasso dejó que se inmortalizaran fue justamente cuando estaba acabando un cuadro en cuya composición vuelve a aparecer la imagen de un toro.


Otro de los momentos en los que Edward Quinn vuelve a estar presente para recrear la imagen Picassina es en 1956. Este año hubo una exposición en Niza cuyo atrayente título fue: “Picasso. Un Demi-Siècle de Livres Illustrés.”. Una exposición en la que él era el protagonista, era el lugar idóneo para dejarse fotografiar y mostrar al mundo sus influyentes amistades. Así, en la foto, Picasso aparece en el centro rodeado del político francés Maurice Thorez, Luis Aragón o el escritor Georges Tabaraud. El hecho de rodearse de personas importantes de la sociedad francesa del momento, solo hacía incrementar la imagen que el resto de ciudadanos tenían de él.



 Pero no cabe duda que donde Picasso mostraba otra cara que no era la suya era en la relación con las mujeres. Esta es una instantánea de nuestro fotógrafo tomada en su 75 aniversario donde vemos como abraza de una forma muy cariñosa a Jacqueline, la última amante que tuvo. Es una foto antagónica para la realidad de Picasso, porque como es bien sabido, maltrataba física y psicológicamente a todas las mujeres que pasaban por su vida para conseguir los favores que se le antojaba. Si miramos con atención podemos ver un anillo de matrimonio en uno de los dedos del pintor, algo que nos dice que la foto fue preparada previamente para mostrar su “amor” hacia esa persona; algo irónico ya que no se casará con ella hasta sus 80 años, en 1961, cinco años después de la fotografía.


Picasso y Edward Quinn acabaron formando una fructífera y duradera amistad. Prueba de ello es esta última fotografía que fue tomada por el irlandés en su última visita al genio en Mougins el 7 de enero de 1972, muriendo Picasso tan solo 3 meses después en esa misma localidad.





Podéis encontrar más información sobre Edward Quinn y Picasso visitando la página web del fotógrafo, donde además podréis ver muchas más instantáneas del español.


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