miércoles, 20 de marzo de 2013

Los toros: un alter ego en la vida de Picasso

Me gustaría comenzar mi contribución al blog con la importancia que tuvo el mundo del toreo en la figura de Picasso. El artista, aparte de ser un ferviente aficionado a todo este mundillo, usó a la figura del toro o incluso del torero, como una máscara de su verdadera identidad.
Fotografía de Picasso  con una máscara de Minotauro. Realizada por Edward Quinn en 1960

Pero este gusto por el toro en Picasso no ha nacido de la nada ni ha surgido de repente. Muchas son las representaciones por parte de artistas del toro como animal sagrado a lo largo de la antigüedad; como se puede ver en un fresco del palacio de Cnossos del siglo XXI A.C, o los toros de Guisando en Ávila, del siglo II A.C.

Por este motivo, Picasso como artista no iba a ser menos representando a los toros. Pero para el malagueño, esta inspiración en los toros le viene también desde otro lugar. Ese lugar no es otro que su ciudad natal, Málaga, en Andalucía, región con un fuerte arraigo a esta tradición. Durante su infancia,  Picasso solía asistir junto con su padre, José Ruiz, a numerosas corridas de toros. Es por ello que entre sus primeras obras podemos encontrar algunos cuadros referidos a esta temática, en los cuales el toro está presente en las diferentes composiciones. Este gusto de Picasso por el toro y el toreo no se terminará en su infancia, y en “El Guernica” de 1937 podemos ver como en la composición hay una cabeza de toro. Esta relación entre Picasso y el toreo no acaba en las obras artísticas, sino que por ejemplo, fruto de la relación de amistad entre el pintor y Miguel Dominguín, el artista le llegará a realizar un traje de luces. Dicho traje llegó a estar expuesto en el Museo del Traje de Madrid para una exposición en 2010.

“Corrida de toros y palomas”. 1892
Museo Picasso Barcelona





“Corrida de toros”. 1901
Colección Stavros S. Niarchos





Fotografía del diseño del traje para Miguel Dominguín en  la exposición del Museo del Traje de Madrid
Una vez Picasso se asentó en París, utilizará la imagen del toreo de una forma diferente a cuando residía en España. Lo utilizará para que los parisinos y los franceses en general vieran en ello una imagen tópica de la sociedad española del momento; una España en la cual era normal ir con el traje de luces, o con una parte de él, o asistir con asiduidad a tales eventos. Para ello, se dejó fotografiar por diferentes personas para que a través de estas instantáneas los franceses pudieran ver reflejado en Picasso este tópico. Por así decirlo, Picasso actuaba de mediador entre el fiel y la divinidad, entre el pueblo francés y el tópico de torero español.
 


 

Fotografía de Picasso con montera y capote. Realizada por Edward Quinn en 1955




Fotografía de Picasso con montera y cigarrillo. Realizada por André Villers en 1954


Fotografía de Picasso junto a Jean Cocteau y Miguel Dominguín. Realizada en Arlés en 1959 por Lucien Clerge



Aunque hay que tener en cuenta que le gustaba el toreo, el hecho de que en algunas fotografías aparezca con personajes muy influyentes de la sociedad francesa de la época, como Jean Cocteau, ayudaba  a que los franceses entendieran este estereotipo de español. Pero además, todo esto que hacía tiene otra máscara de su verdadera identidad, y es que Picasso desde que se asentó en París, había dejado de sentir y de vivir la sociedad española y se había decantado más por la parisina, más de su nuevo gusto. De ahí que esto se pueda ver como una máscara de su verdadera identidad, ya que en realidad él no era el prototipo de español de la época ya que no sentía como el pretendía reflejar la sociedad de su país natal.

La importancia que tuvo y que tiene en la actualidad Picasso con respecto al mundo del toro en Francia y España queda reflejada de diversas maneras. Una de ellas, es que, por eso de ser el estereotipo español de aquel tiempo, llegó a realizar un cartel para una corrida de toros en Vallauris (Francia) en 1958, donde se nos muestra a un matador de toros con una composición cubista. Ya en España, en el año de inauguración del Museo Picasso de Málaga, en 2003, se hizo una corrida de toros en honor a su figura y a la inauguración de dicho museo y más recientemente, desde 2009, se llevan celebrando en Málaga en su honor las denominadas “corridas Picassianas”.

 

 

Picasso desde su infancia encontró en el toro un alter ego de su personalidad por la fuerza, casta y bravura que caracterizan a estos animales.
 





 

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